Llega sin avisar y se va de la misma manera. A la inversa del conocido dicho, se puede decir que el hipo “viene sin que lo llamen y se va sin que lo echen”.
Lamentablemente, a veces se queda más tiempo que el que puede soportar nuestra paciencia. Ni hablar de la falta de oportunidad del hipo, que se le ocurre aparecer en momentos de lo más incómodos, como una cita, una entrevista de trabajo o una película en el cine…
Entonces, ¿qué se puede hacer para detenerlo o que se vaya más rápido? ¿Es cierto que un susto lo quita? ¿O es mejor tomar agua “al revés” o aguantar la respiración?
Seguí leyendo y enterate de cuáles métodos son efectivos y cuáles no son más que mitos.
Mecánica del hipo
El hipo ocurre por una contracción involuntaria del diafragma (el músculo que separa el abdomen del pecho). Cada espasmo provoca un cierre repentino de las cuerdas vocales, lo cual provoca el sonido característico del hipo.
Normalmente, el diafragma se contrae al inspirar y se relaja al espirar aire de los pulmones. Entonces, ¿por qué, en ocasiones, el diafragma tiene la mala idea de contraerse fuera del compás natural de nuestra respiración?
La respuesta es que el espasmo del diafragma se debe a alguna perturbación en alguna parte del recorrido de los nervios frénicos y vagos, que conectan el diafragma al cerebro.
5 causas del hipo
Aunque todavía hay algunos aspectos del fenómeno que todavía no están claros para la ciencia, se conocen diversos factores que pueden favorecer su aparición. Estos son los más comunes.
- Consumo excesivo de gaseosas o alcohol
- Comer en exceso y/o muy rápido
- Tragar aire por mascar chicle o chupar un chupetín
- Excitación repentina o estrés
- Cambios repentinos de temperatura
En unos pocos casos el hipo tiene una duración exagerada (mayor a 48 horas). Se lo denomina, entonces, hipo persistente y, por lo general, es síntoma de alguna enfermedad que está irritando el nervio vago o el frénico.
5 acciones para detener el hipo
Normalmente el hipo se va solo (no dura más de unos pocos minutos), así que uno solamente espera a que se vaya. Pero si tarda en irse, hay diversos métodos caseros para detenerlo. La pregunta es si funcionan realmente. La respuesta no es sencilla. Por una parte, no hay abundancia de estudios científicos al respecto, de modo que las respuestas no son definitivas.
Por otro lado, debido a que las causas son muchas, los métodos también, así que es cuestión de probar cuál nos sirve en cada momento (posiblemente no será siempre el mismo).
Estas son las acciones más comunes para cortar el hipo, y sus posibles fundamentos científicos.
- Aguantar la respiración o respirar en una bolsa de papel. Ambas aumentan el nivel de dióxido de carbono, llevando a que el sistema nervioso busque normalizar la respiración, interrumpiendo acciones secundarias como el hipo.
- Morder un limón, probar un poquito de vinagre. Otra estrategia “distractiva”: el estímulo desagradable haría que el nervio vago indique al cerebro que se ocupe del problema, “olvidándose” del hipo. Algo similar ocurre con el famoso método de dar un susto al que padece de hipo.
- Aquietar la respiración. En casos en que se debe al estrés, esta receta puede dar resultado.
- Juntar las rodillas al pecho e inclinarse hacia delante. La postura “fuerza” la relajación del diafragma.
- Gárgaras con agua / sorbos de agua sin respirar / tomar líquido “al revés”, desde el borde más alejado del vaso. La postura de gárgaras estimula los nervios detrás de la garganta, lo cual puede ayudar. Beber sin respirar estimula el nervio vago. Beber del lado “incorrecto” es otra técnica distractiva.
3 datos curiosos
Para terminar, te damos tres datos sobre este fenómeno que probablemente no conocías.
- El nombre técnico para el hipo es singulto. ¿Lo sabías?
- A diferencia de la tos y el estornudo (que, como el hipo, son reflejos), el hipo no cumple ninguna función protectora.
- El hipo puede ocurrir a cualquier edad, incluso lo puede tener el bebé en el feto. Los científicos estudian si, en estos casos particulares, tiene un rol fisiológico.
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