Mal de Chagas: Mito y realidad

Muchos mitos rodean al mal de Chagas: que es una enfermedad rural, que solamente la transmite la vinchuca, que está controlada…

La realidad es muy distinta, y la tripanosomiasis humana americana –tal su nombre médico– es lo que se conoce como una “enfermedad desatendida”, ya que no se le presta la atención debida, tanto desde los gobiernos como desde las compañías farmacéuticas y el público en general.

En este artículo vamos a aclarar algunas falsas creencias sobre esta dolencia que puede afectar a muchísima gente, especialmente en el área de América Latina.

Causas y fases del Mal de Chagas

El mal de Chagas fue descrito por primera vez en 1909, y es causado por un protozoo, el Trypanosoma cruzi. La enfermedad cursa dos fases: una inicial aguda, que dura unos dos meses y no suele presentar síntomas, por lo cual es lo que se llama una enfermedad silenciosa. En algunos casos puede haber síntomas no específicos, como hinchazón del párpado, fatiga, fiebre, dolor de cuerpo y de cabeza, vómitos, diarrea o pérdida del apetito. En la fase crónica los parásitos se alojan en los intestinos y el músculo cardíaco. Una de cada tres personas desarrolla trastornos cardíacos y digestivos que, si no son atendidos, pueden provocar la muerte.

Estadísticas del Mal de Chagas

1. Es propia de 21 países de América, aunque hoy se ha extendido también a varias regiones de Europa, África y del Pacífico occidental.
2. Unos 70 millones de personas están en riesgo en toda América.
3. Existen unos 7 millones de personas infectadas.
4. Se registran 30.000 nuevos casos cada año en América.
5. Cada año hay 12.000 muertes por la enfermedad.
6. 8.600 recién nacidos por año se infectan durante la gestación.
7. En Argentina hay 1,6 millones de infectados y unos 7 millones en riesgo.
8. 1.300 bebés en el país nacen por año con la enfermedad.
9. Más del 90 % no ha sido diagnosticado.
10. El 30 % de los infectados desarrolla la enfermedad.

Mitos y verdades del Mal de Chagas

El desconocimiento sobre el mal de Chagas va de la mano con ciertos preconceptos erróneos o desactualizados, que conviene erradicar. Aquí destacamos dos creencias equivocadas, que todos debemos corregir. En cuanto a la falsa idea de que está controlada, alcanza con ver las estadísticas del apartado de más arriba.

• Es una enfermedad rural. Aunque la transmisión en el país se localiza mayormente en zonas rurales del norte del país, la mayor parte de los enfermos se distribuyen en los grandes centros urbanos: ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba. Según la Organización Mundial de la Salud: “Inicialmente, la enfermedad de Chagas estaba confinada a las zonas rurales de la región de las Américas (exceptuando las islas del Caribe). Debido principalmente a la mayor movilidad de la población en los últimos decenios, la mayoría de las personas infectadas ha pasado a vivir en entornos urbanos”.

• Solo se transmite con la picadura de la vinchuca. Es cierto que la vinchuca es el transmisor de la enfermedad, al picar a una persona o animal infectado y luego picar a una persona sana. Cuando pica, la vinchuca defeca, y en su excremento se encuentra el parásito. Al rascarse, las heces u orina del insecto se meten en la herida provocada por la picadura, y así el parásito ingresa al torrente sanguíneo.

Sin embargo, la falta de higiene lleva a que la infección se disperse por otras vías que la simple picadura:

• Por ingerir bebidas o alimentos contaminados con el parásito, a partir de heces de la vinchuca en los mismos.
• Por transmisión de madre a hijo, durante la gestación, hoy uno de los principales modos de contagio.
• En menor medida, dados los controles existentes, por transfusiones o donación de órganos.

Dado que no existe vacuna y que el tratamiento con medicamentos no es del todo efectivo en pacientes crónicos (en la etapa aguda su eficacia es cercana al 100 %), es importante la higiene y limpieza de la casa, así como el diagnóstico temprano.

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