¿Qué es la Cibercondría?

Cibercondría

Entre otras cosas que nos dejó la pandemia se encuentran una serie de palabras y expresiones que desconocíamos y que de pronto pasaron a estar en boca de todos: aislamiento social, trabajador esencial, inmunidad de rebaño, infodemia… Una de estas palabras es “cibercondría”, que apareció por primera vez a fines de los 90, pero se hizo más conocida a partir de la segunda década del siglo XXI, gracias al auge de las redes sociales. La pandemia de coronavirus llevó el término a otro nivel de difusión.

Básicamente, la cibercondría es la combinación de “cibernético” con “hipocondría”, y se refiere a la búsqueda de información sobre salud por Internet, de manera obsesiva y repetitiva. Habitualmente, quien la sufre cree padecer alguna enfermedad grave ante síntomas inespecíficos, leves o muy generales (esta es la parte de hipocondría). Su respuesta para calmar la ansiedad es buscar compulsivamente por Internet (y este es el aspecto cibernético). El problema aumenta, no solo porque la persona pierde mucho tiempo en la búsqueda (lo cual emparenta la condición con la adicción a Internet), sino porque la información que recoge, despareja y muchas veces apocalíptica, termina por incrementar la ansiedad, en vez de bajarla.

Por otra parte, la búsqueda compulsiva conduce al autodiagnóstico, que muchas veces termina complementándose con la automedicación, en un combo potencialmente muy dañino.

Exceso de información

Según la Organización Mundial de la Salud, “una infodemia es demasiada información, incluida información falsa o engañosa en entornos digitales y físicos durante el brote de una enfermedad. Causa confusión y comportamientos de riesgo que pueden dañar la salud”.

Esta disponibilidad sobreabundante de contenidos favorece la aparición de la cibercondría. Hay sitios de mala calidad, que estimulan un panorama apocalíptico, mientras que otros aportan buena información, pero confusa para el usuario no especializado. Todo esto propicia una interpretación negativa, que ya está en la predisposición de la persona.

Otro factor que hace que Internet y las redes empeoren la situación es la aceleración de la respuesta instantánea y la inmediatez (Twitter, WhatsApp). Además, la “información” aterradora aparece sin que siquiera el usuario la busque, al navegar entre los reels de TikTok o Instagram, ya que, si la persona consume un determinado rubro o temática, el famoso algoritmo le va a recomendar más contenido de ese tipo, generando un círculo vicioso que crece como una bola de nieve.

Cibercondría, la otra pandemia

La excesiva preocupación por la salud ya era un tema de importancia global antes de la aparición del covid-19. 

Según un estudio del Imperial College London, de 2018, el 20 % de las consultas médicas en el Reino Unido “hoy está relacionado con los miedos irracionales inducidos por Internet sobre el propio estado de salud”.

Otro estudio en España encontró que el 44 % de los españoles busca información en Internet cuando padece de algún síntoma.

Por último, un reciente estudio llevado a cabo en Estambul (Turquía), encontró que los jóvenes de la generación Z (o centennials), que hoy tienen entre 12 u 26 años, aproximadamente, son el grupo con el mayor nivel de cibercondría. Es muy sabido que los más jóvenes utilizan Internet con mucha más familiaridad que la gente mayor. Su abuso, sin embargo, puede traer, como en este caso, efectos contraproducentes.

¿Cómo se diagnostica la cibercondría?

La cibercondría es un fenómeno reciente, y la medicina todavía no la reconoce como una enfermedad. En la actualidad, los profesionales debaten si se la debe incluir dentro del trastorno de ansiedad general; como un subsíntoma del trastorno de ansiedad por enfermedad o del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC); como una condición clínica individual; o bien dentro de la hipocondría (que, por otra parte, es un término obsoleto, reemplazado por el más técnico de trastorno de síntomas somáticos).

Más allá de estas discusiones que todavía no hallan consenso en la comunidad científica, la cuestión es que la cibercondría es útil para enfatizar una forma novedosa y específica de la hipocondría a partir de la búsqueda online, que se ha vuelto en extremo accesible: todo el mundo tiene un teléfono al alcance de la mano, y se puede acceder a muchísimo contenido en forma prácticamente instantánea.

Escenarios que favorecen la cibercondría

Un estudio publicado en julio de este año por un equipo de universitarios de Beijing (China) en la revista especializada Frontiers in Psychology (“Fronteras en la psicología”) encontró tres condiciones que presentan una fuerte asociación con la cibercondría. Son los siguientes:

1) Uso problemático de Internet debido a una preocupación sobre el propio estado de salud.

2) Información no verificable al hacer búsquedas en línea para tranquilizarse, que desemboca en mayor angustia y ansiedad.

3) Entorno de información sesgado debido a los algoritmos para la búsqueda online, que favorecen resultados “alarmantes” que propician la cibercondría.

Más allá de la ausencia de una clasificación precisa, la cibercondría puede entorpecer notablemente el ritmo de vida normal. Por eso, es recomendable buscar la consulta médica, que determinará el mejor curso a seguir en cada caso. Como paliativos caseros, se pueden tomar medidas saludables, tales como restringir las horas de uso de Internet, dejar de visitar sitios alarmistas y buscar siempre fuentes fiables ante un contenido que nos resulte importante.

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*El contenido de este sitio se ofrece a título meramente informativo y educativo, y no debe tomarse como un consejo médico de ningún tipo. Ante cualquier duda de salud o síntomas de enfermedad consulte a su médico.

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